top of page

BÚSQUEDA POR TAGS: 

POSTS RECIENTES: 

SÍGUEME:

  • Facebook - Grey Circle

¡Resucitó!... ¿Fake News?

  • Cristian Peralta, SJ
  • 14 abr 2018
  • 3 Min. de lectura

Homilía 3er Domingo de Pascua – Ciclo B

Lecturas: Hch 3, 13-15.17-19; Sal 4; 1 Jn 2, 1-5; Lc 24, 35-48

Hoy tenemos los mecanismos para enterarnos de lo que pasa a nuestro alrededor y en los rincones más apartados del mundo, pero también nos hemos ido dando cuenta de que las noticias falsas y la manipulación de la información se han convertido en una práctica más sofisticada y frecuente de los medios de comunicación. Es difícil creer en lo que se nos dice, necesitamos de pruebas que avalen la información recibida y de testigos creíbles que confirmen los hechos. Si esto es así, ¿cómo hemos de creer en un hecho tan extraordinario como la resurrección si no tenemos testigos directos de este acontecimiento? ¿Por qué hemos de creer en aquellos que contaron que Jesús había resucitado de entre los muertos? San Ignacio de Loyola ofrece una clave importante para responder a esta inquietud tan nuestra. En la cuarta semana de los Ejercicios Espirituales al momento de la contemplación de la resurrección nos invita a “considerar como la Divinidad, que parecía esconderse en la Pasión, aparece y se muestra ahora tan milagrosamente en la santísima resurrección, por los verdaderos y santísimos efectos de ella” [EE 223]. Es decir, considerar como la resurrección se hace creíble por los efectos que provoca en aquellos que se dejan abrazar por ella.

Como mencioné antes, nosotros necesitamos testigos creíbles para poder confiar en el dato de la resurrección. Es interesante, los testigos de la resurrección son precisamente aquellos a quienes nadie les creería: mujeres (que para la época no eran consideradas testigos fidedignos, María Magdalena menos… ¡Le habían sacado 7 demonios!), discípulos que habían huido por miedo a lo que les podía suceder, hombres y mujeres pobres e iletrados que no entendían del todo el mensaje de Jesús. Sin embargo, es a ellos que les corresponde dar testimonio de que Jesús había resucitado. La credibilidad de sus testimonios solo es posible dado los efectos que la resurrección de Jesús provocó en ellos. En la primera lectura vemos a un Pedro que pasa de ser uno que huye y niega a aquel que se atreve a hablar delante de los demás con fuerza y sin temor sobre la salvación que Dios nos regala a través de Jesús. En la segunda lectura el apóstol Juan lanza una invitación a una vida consistente con la fe, una vida desde los mandamientos y amparada en la misericordia, y en esto se conocerá a los que siguen a Jesús: en que son pecadores perdonados dispuestos a vivir desde sus convicciones más profundas. En el evangelio de Lucas los discípulos de Emaús vienen a contar que vieron a Jesús vivo y que lo reconocieron al partir el pan… la resurrección provoca comunidad y mesa compartida. Jesús llega y les entrega la paz y la alegría. Solo podemos creer que Jesús resucitó si la noticia es transmitida por uno que, a pesar de las adversidades y de las heridas, es agente de paz y capaz de vivir alegremente la entrega de su vida en favor de los demás. El testimonio de la resurrección se hace creíble no por el hecho de tener fama, poder o letras, sino porque la vida del que anuncia se ha transformado a raíz del encuentro con el resucitado.


Hoy más que nunca, en un mundo marcado por la desconfianza y la desesperanza, necesitamos testigos del resucitado, personas que, habiendo experimentado la misericordia de Dios, vivan la alegría de quien desea vivir coherentemente la fe que profesa. Para ser testigos de la resurrección no se necesitan grandes actos de heroísmo, sino esos pequeños gestos que van mostrando que la vida verdadera viene de Jesús. Cuando en vez de excluir, abrazamos y acompañamos; cuando en vez de aislarnos creamos comunidad; cuando en vez de condenar, acogemos; en vez de criticar, aconsejamos; en vez de dejarnos vencer por la pereza nos disponemos a darnos… Entonces es signo de que en nuestras vidas vamos experimentando la resurrección. Que el Señor nos conceda la gracia de ser testigos del resucitado en los pequeños gestos de nuestro día a día.

 
 
 

Opmerkingen


© 2017 por Reflexiones de Domingo. Creado con Wix.com

  • b-facebook
bottom of page